DIRECTO AL CORAZÓN SIN ESTACIONES INTERMEDIAS

Espero que este blog sea como un paréntesis del ajetreo en que se ha convertido nuestra vida. Que el buen humor, y la poesía nos acompañen.






Dijo alguien que para andar mil kilómetros sólo hay que decidirsa a dar el primer paso. Espero que tú y yo hagámos muchos kilómetros juntos.








martes, 27 de septiembre de 2016

Hoy he estado dando un paseo por mi baúl de los recuerdos y he decidido sacar ciertas cosillas que tengo guardadas cogiendo polvo. Algunas son bastante curiosas, como esta que ahora cuento. La escribí hace mucho tiempo para la revista El Espolón y se llama...

EL GATO VOLADOR


Este es el nombre de una canción, que por cierto no me gusta nada, pero los gatos sí me gustan, y aunque os parezca mentira, existen los gatos con alas. Y por lo vistosu existencia está bien documentada. Yo he tenido unos cuantos a lo largo de mi vida pues es el animal que más me gusta, ahora mismo tengo dos, y uno de ellos, que es un pesado, lo tengo encaramado en mi hombro y ronroneándome al oído mientras os escribo esto.
  He tenido gatos romanos, negros, siameses, blancos, pero nunca he tenido un gato con alas, y la verdad es que me encantaría.
En noviembre de 1899, Strand Magazine publicó la fotografía de un gato con apariencia normal procedente de Wiveliscombe, en Somerset, Inglaterra, con un par de alas cubiertas de piel.






 
También hubo un gato blanco y negro que tenía unas alas que medían 60 cm. y se dio a conocer en junio de 1949, otro que se exhibió durante un tiempo en el zoológico de Oxford en 1933, otro gato alado vivía en una granja en Anglesey, Gales, en 1986 y que mudó las alas.
Y como sé que vais a pensar que me volví tarumba, os explico, pues todo tiene su explicación.
A principios de los años noventa del siglo veinte, el doctor Shuker explicó que estos gatos tienen una enfermedad de la piel, muy rara y poco conocida llamada astenia cutánea felina, que hace que la piel del lomo se dilate con forma de ala. Estas alas son muy frágiles, llegan a caerse sin ni siquiera sangrar, lo que da la sensación de que las mudan.
Ya os he dicho que mi gato no tiene alas, pero de vez en cuando me gustaría que se diera un vuelecillo por ahí y me dejara tranquila trabajar. No sabéis lo difícil que es escribir con un gato pegado a tu oreja.
 Un besito a todos.