SACAPUNTAS
A
mi hija Eva
Sacapuntas
era un gatito pequeñito,
que solía
corretear por los rincones
de un
pequeño y alegre chalecito.
El muy
pillo, era el terror de los ratones.
Una
noche, una gatita presumida,
que vivía
cuatro puertas más abajo,
ronroneando,
miró al pobre Sacapuntas
y al
muchacho me lo dejó enamorado.
Sacapuntas, no te embales.- dijo ella.
Que el amor es cosa seria y de cuidado.
No me mires de esa forma, que me asustas.
¡¡¡Pues no parece que te has quedado embobado!!!
Después de decir esto, toda digna
y dejando a Sacapuntas boquiabierto,
la gatita, con gracioso y suave paso,
a su casa se fue a
dormir en el cesto.
¡Sacapuntas, Sacapuntas, ESPAVILA!
Le decían los ratones en el huerto.
Ya no corre tras de ellos como hacía.
Sacapuntas sólo sabe escribir versos.
Nieves Buscató